En la boca es muy suave y dulce, produciendo un sabor que tiene reminiscencias a miel, a naranja confitada y a chocolate blanco, con un final a roble japonés también muy sutil.
Ese toque amaderado también se percibe olfativamente, junto con aromas a rosa y sándalo. Tiene un bonito color ámbar brillante que tiende a la transparencia.
Asimismo, la presentación es muy cuidada, en una botella que tiene 24 caras que representan las distintas estaciones del calendario lunar japonés, mientras que su etiqueta está realizada en el estimado papel Washi.
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